viernes, 6 de mayo de 2011

2.

- ¿Qué bourbon desea?- me pregunta, su voz es aguda pero casi inaudible, como el chillido de un ratón de campo; pequeño, mínimo.
- Un Southern Comfort, por favor… con hielo.- dirijo una mirada al local, repleto de camioneros comiendo ávidamente, bebiendo impenitentemente… de todos los tamaños y colores; gordos, bajos, altos, delgados, barbudos, lampiños… pero todos con dos características en común, el olor a carretera y su mirada, plana, sin vida, como la de las cabezas de venados colgadas en la pared a modo de siniestro trofeo sobre la sucia cristalera; miradas muertas.
- Usted no es de por aquí, verdad? Pregunta Eleanor, la rolliza camarera, pero con sus ojos (tan tristes) me está pidiendo con un grito mudo: “sácame de aquí”.
“No puedo” contesto con una mirada somera, “tampoco sería la mejor compañía, no soy muy diferente al resto” zanjo la suerte de conversación psíquica.
- No,- contesto - vengo de Las Vegas, pasé unos dos meses allí, aposté todo… lo perdí todo, a veces las luces de neón engañan…

3 comentarios:

  1. Fantástico este segundo buchito. Me gusta muy especialmente la descripción de las miradas muertas, hiladísima. Esto pinta pero que muy bien.

    ResponderEliminar
  2. Bueno, bueno... esto sabe a poco. ¡Queremos MÁS!

    ResponderEliminar