lunes, 23 de mayo de 2011

5.

…y así sucedió, fui extirpado de allí, pero creo que algo de mi alma si se quedó clavada en sus rincones, porque cuando la ciudad me vomitó, desnudo, sangrando, perdido, sentí que no estaba entero, ni siquiera medio entero. Me encontraba como el desierto al que me habían relegado, vacío, seco… mis venas como sus extintos arroyos y mi mirada como la de sus serpientes, desconfiada, esquiva y con un punto de resentimiento hacia el mundo que las rodea. Y repté, alimentándome de recuerdos y con las luces de los clubs, casinos y salas de juego aún en mis pupilas. ¿Quiero engañarme y pensar que las luces se han ido de mi cabeza? No te confundas amigo, por tus venas la poca sangre que corre quiere desembocar de nuevo allí, en esa brillante ciudad de ilusiones…
-Otro whisky, eeeh, Eleanor, no?
-Sí, eso pone en mi chapa, y en mi partida de nacimiento… vuelve a sonreír, pero de nuevo aparece ese dibujo agridulce en su cara, y ese dolor que baña su mirada.
“Sácame de aquí” repite mentalmente, y su pensamiento casi quema mi cerebro. “No puedo, no quiero, no soy lo que piensas y mi alma arde tanto que quema todo lo que toca, mejor no te acerques Eleanor, quédate en tu infierno, el mío es mucho peor” respondo mirándola de soslayo.

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